Es difícil explicar lo feliz que me siento tras vivir los
intensos conciertos en directo que llevan ocupándome el último mes. A pesar de
no poder presenciar el concierto de Elefantes del pasado 22 de abril para
presentar sus “Nueve canciones de Amor y una de Esperanza” o de la gira
“Desarmada” de M-Clan, sí que he podido admirar la grandeza de uno de mis
músicos de cabecera como es Quique González con la presentación de su última
obra maestra “Me Mata si me Necesitas” o el clasicismo pop de Manolo García y
su regreso a los grandes escenarios con su gira “Todo es Ahora”. Y es
precisamente de éste último del que voy a hablar por lo sorprendente de su
propuesta, tal vez la mejor de todas las que hasta ahora nos ha ofrecido el
músico catalán. Una apuesta arriesgada por un concierto mayúsculo dividido en
dos partes distintas en las que se cambian hasta los músicos y los
repertorios quedan bien diferenciados.
Manolo García defiende, como siempre le ha gustado, su
última obra “Todo es Ahora” (la más acertada como solista desde aquel lejano
“Nunca el tiempo es perdido”) y la entronca directamente con su anterior
trabajo “Los días intactos”. Estos últimos trabajos de García van de la mano en
sonido y hasta en temática (tal vez el último sea más social y esté más
emparentado con su tiempo), que se desencripta hasta hacerla mucho más
comprensible. Y creo que es por eso por lo que los ha unido en esta gira en una
primera parte en la que solamente suenan canciones de estos dos álbumes arropadas
por la brillantez y calidad de una banda sólida (con los que García ya grabó
parte de estos álbumes), con un sonido muy americano y apoyado básicamente en
las 6 cuerdas.
Tras esta primera parte muy potente, Manolo García se toma
un respiro y se rodea de su banda habitual de 10 músicos para hacer un amplio
repaso a su carrera solista durante dos horas más. Y es entonces cuando suena su
repertorio solista clásico prestando especial atención a sus discos “Arena en
los Bolsillos” y “Nunca el tiempo es perdido” (que hasta la fecha no han sido
superados por ningún otro disco suyo al margen de El Último de la Fila). En
esta segunda parte estalla la histeria y la banda se esfuerza en todo
momento por ofrecer un concierto exquisito, con arreglos medidos y una
interpretación fresca que permite dejar a estos clásicos en el sitio que se
merecen. Manolo García por su parte actúa como agitador de las masas, reparte
discursos antisistema, ecológicos y de apuesta por el ser humano. El éxito está
garantizado. Y poco a poco van sonando “No estés triste”, “Zapatero”, “Somos
levedad”, “Prefiero el trapecio”, “Pájaros de Barro”, e incluso algunas menos esperadas como “Una tarde de sol”, “Vendrán días” o “En el batir de los mares” (la única que realmente quedó algo fuera de lugar)… y así hasta el fin de
fiesta con “Viernes” y “A San Fernando”, dos obligadas en sus despedidas, dejando fuera esta vez sus clásicas rancheras, detalle que le agradezco enormemente.
Uno tras otro fueron sonando hasta 33 temas en el Pabellón Príncipe Felipe de la capital aragonesa y todos los
clásicos rescatados de su carrera solista se dejaron degustar como el mejor
vino, con interpretaciones sentidas, potentes y con sabor a eternidad. Y como no
podía ser de otra manera Manolo García concedió un pequeño espacio para
recordar a El Último de la Fila y así rescató tres temas de su banda: “Llanto
de pasión”, “Uva de la vieja parra” e “Insurrección”. Este último tema funcionó
como siempre, como una auténtica bomba, y con los otros dos consiguió sorprenderme
por motivos muy personales: Con “Llanto de pasión” conocí yo a El Último de la
Fila mientras veraneaba en casa de unos tíos míos aficionados a la buena música
y con los que pude aproximarme al disco “Como la cabeza al sombrero” entre
muchos otros de muy diversa índole. De este disco me llevé una copia en casette extraída del vinilo
original (¡¡recuerdo perfectamente el sonido de los surcos del vinilo
que se habían registrado en la grabación casera!!). Así que al comenzar a sonar
este tema me retrotraje a esos años en los que mi adolescencia comenzaba a
aflorar y mi pasión por la música empezaba a definirme. Y de “Uva de la vieja
parra” también guardo un especial recuerdo porque pertenecía al último disco de
la banda de Manolo García y Quimi Portet y era un tema que me encantaba por su
sonido acústico y puro. Me recordaba a mi hermano y al subidón que sentimos
los dos al poder disfrutar de la última gira de El Último de la Fila que recaló
en este mismo escenario allá por octubre de 1995.
Así que, personalmente, creo que Manolo García no podía escoger mejor los temas
rescatados de su banda madre. Vamos, todo un lujo cargado de emociones encontradas para el que aquí escribe.
Y así llegamos al final de esta
experiencia, porque más que un concierto fue eso, una experiencia única que nos
permitió reconocer que Manolo García es, por encima de todo, un artista excelente y que nos presenta
ahora un concepto único de concierto donde el repaso a sus temas más celebrados
convive a la perfección con la defensa de sus últimos trabajos. Además se nos ofrece
con un envoltorio de lujo, dos bandas con un sonido impecable y una ejecución
maestra. “Todo es Ahora” es una gira para la historia con la que todo aquel que la disfrute podrá presumir dentro de unos años de haber estado allí. Y yo estoy
feliz por haber sido uno de esos afortunados.
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