jueves, 17 de diciembre de 2015

15151

“15151” es más que un disco, más que un directo que recoge toda la esencia de Vetusta Morla sobre el escenario: Es un regalo para todos los que sabemos que la música es más que una serie de notas ordenadas, es una manera de reconocerse parte de una historia que empezó con la publicación de un disco mágico que nos llamaba a todos a entenderlo como propio, como la forma de conectar y reconocer nuestra propia “deriva”, y que culmina con este encuentro único entre artista y público después de mucho kilómetros recorridos y muchas “derivas” afrontadas. Con “15151” puede ponerse punto y final a una historia para comenzar a escribir una nueva que nos permita aprender de lo vivido y afrontar nuevos caminos.


Con Vetusta Morla tengo una conexión especial y esta “deriva” me permitió crecer y aprender de algún fracaso. Además su gira ha sido una de las más espectaculares que he vivido por su capacidad para conectar y trasmitir. El grupo estaba en lo más alto, pero siempre mostrando una comunión perfecta y honesta con su público. Por eso ahora en su disco en directo no sólo tienen en cuenta a los 15000 asistentes que presenciaron su grabación en el Palacio de los Deportes de Madrid el pasado mes de mayo, sino que también están los 150 miembros de su equipo que los han acompañado en este camino (que ha sido más que una simple gira) y el propio oyente, ese último miembro como yo, que se une a los otros 15150 para formar un todo. Me encanta el poder del título elegido para este disco y su valioso significado. Porque precisamente al escucharlo revivo los conciertos que he disfrutado de Vetusta Morla en este último año y medio, pero a la vez me siento uno más de los que están en ese Palacio de los Deportes, me siento en perfecta comunión de algo que trasciende más allá del disco físico. En “15151” estoy también yo y mi propia “deriva”.


Sería estupendo que se publicara también el DVD de lo recogido en el disco. Pude verlo en una gran pantalla de cine el pasado día 3 de diciembre y me sobrecogió sentir tan de cerca al grupo, desde otro punto de vista muy atractivo. Fiel a lo que todos hemos visto en sus directos, sin grandes artificios, sólo la música en perfecta sintonía con la imagen, pero mostrado desde el mismísimo centro del escenario. Una imagen que no distrae, que incluso peca de una falta de nitidez a la que no estamos acostumbrados en los DVD’s comercializados, y que nos recuerda perfectamente al ambiente de un concierto en vivo, con imperfecciones, pero igualmente brillante. Si conseguimos entender que esa es la intención que creo que ha tenido el director de fotografía de la película, el propio directo se enriquece más y se hace más real. “15151” toma entonces una dimensión más grande, de verdad: música, imagen y mucho sentimiento, como el que se percibe que viven los seis músicos sobre el escenario y las otras 15150 almas que vibran con ellos, más la que lo hace suyo desde su butaca.


Espero por tanto que el lanzamiento del disco se vea completado con el del DVD y podamos volver a revivir una y otra vez de una  forma global lo que esta fantástica gira nos ha dejado. Gracias por todo lo que me habéis dado y gracias por no temer lo que las próximas “derivas” nos puedan deparar. Estoy preparado para el viaje.



martes, 15 de diciembre de 2015

El despertar de la Fuerza

Entre tanto debate electoral innecesario y vergonzoso y el lamentable comportamiento de algunos de nuestros políticos sólo cabe refugiarse en la confianza de un cambio y en “el despertar de la fuerza”. Sí, sí, digo bien, el único consuelo ante este panorama abrumador es el estreno este viernes de la nueva película de la saga Star Wars, de la que (para qué negarlo) soy un fan incondicional. Tal vez no iré al estreno vestido de soldado imperial, pero el influjo que esta saga ha tenido y tiene sobre mí trasciende lo cinematográfico y se convierte en un acontecimiento vital.


No puedo decir que “La Guerra de las Galaxias” sea la mejor película de la historia (que no lo es), pero para mí tiene un sentido muy especial y me acompaña desde la infancia. Me he emocionado con muchas de sus entregas, he vibrado con su acción y espectacularidad, me reconozco muchas veces repitiendo frases míticas de sus protagonistas y me encanta pensar que en la sencillez de una historia clásica desde un prisma de ciencia ficción reside el verdadero amor por el cine que entretiene y que llena. No sé ni cuántas veces habré visto las tres películas originales, pero no me canso nunca de verlas. El primer recuerdo que tengo de una sala de cine es viendo “El Retorno de Jedi”  y desde entonces he sentido estas películas como si fueran una parte de mí. Reconozco que los Episodios I, II y III son bastante más flojos que los originales (aunque el Episodio III es muy grande por todo lo que suponía cerrar esa historia para los seguidores de siempre), pero con este episodio que se nos viene encima puede volver la esencia original y su magia. De eso intenta convencernos su director J.J. Abrams y espero que lo consiga, aunque sólo por volver a ver al Halcón Milenario o a los protagonistas algo más viejos en pantalla ya tiene muchos puntos ganados.


Habrá que esperar al viernes para sentir si es cierto eso de que “la fuerza” vuelve a despertarse. Me viene a la cabeza cuando hace un año se me ponían los pelos de punta al descubrir el primer teaser de la película. Desde entonces no he querido saber demasiado de la misma porque prefiero sorprenderme in situ, pero por fin ahora es una realidad con la que espero poder seguir disfrutando de esta saga gloriosa como un niño.

Que la fuerza os acompañe.


miércoles, 2 de diciembre de 2015

Baires - A Coruña - Zaragoza

Echo la vista atrás a este mes de noviembre que se nos ha ido y solamente me vienen a la cabeza acordes, sonidos y sensaciones hechas música. Un mes donde los ecos de discos como “Nocturnal” de Amaral, “La Fe Remota” de Fabián, “Longitude” de The Frames, “15151” de Vetusta Morla e incluso “Cambio de Piel”, de una reformada Bebe, me han acompañado diariamente.

Pero también ha sido un mes donde la música se ha hecho más presente en forma de conciertos de esos que se disfrutan a placer, con los oídos bien abiertos y el vello erizado. Hablo de los directos de Ariel Rot y Xoel López que he podido degustar tranquilamente en dos conciertos íntimos a la vez que intensos. Aunque también me he quedado con otros conciertos pendientes de los acontecidos este mes en mi ciudad como los de Tachenko (espero que no se me pase la próxima vez) y Sidonie (mira que intenté conseguir una entrada por todos los medios hasta el último momento, pero no pudo ser…), con los que estoy seguro que también hubiera quedado atrapado desde el primer momento.

Ariel Rot es un clásico entre mis directos y esta vez se ganó de nuevo su trono particular gracias a su carisma inigualable sobre el escenario, que llenó él sólo y sin más armas que sus guitarras y su piano en la Sala López de Zaragoza. Pocos músicos como él, con su sobrada experiencia, son capaces de llenar un escenario ellos solitos y además conseguir que el público no lo note. Porque su aproximación a la actitud más rock del corte de Keith Richards que destila por todos sus poros constató una vez más que Ariel es incombustible y que su repertorio es un lujo para paladares exquisitos donde la guitarra eléctrica consigue engancharte al ritmo de la transformación blues de “Baile de Ilusiones” o el pop brillante de “Sin saber qué decir”, la guitarra acústica te permite resbalar con sutileza sobre la versión tango de “Hace Calor” o la contundencia de “Manos expertas”, y el piano te invita a soñar y estremecerte con la sentida “Para escribir otro final” o esa joya infinita que es “Cenizas en el aire”. Tres partes diferenciadas en el concierto en las que Ariel Rot estuvo acompañado únicamente de su guitarra eléctrica o acústica y de su piano. Y aunque es cierto que con banda suena más stoniano, la intimidad del artista en solitario brinda más oportunidades para la improvisación (tan bien medida por el argentino) o la charla entre amigos con la que poder degustar también alguna que otra anécdota que enriquezca la noche.


El caso de Xoel López merece una mención especial. Había visto al músico gallego con Deluxe y en solitario sin banda, pero esta vez en Las Armas se presentó con una banda de Matrícula de Honor para presentar “Paramales”. Un disco definitivo, imprescindible, memorable. Y su concierto en esta fantástica sala zaragozana (con una calidad de sonido inigualable en la ciudad) estuvo a la altura del citado disco. Los siete músicos que forman parte de la gira imprimen a las canciones de Xoel un aire más firme, más duro cuando lo exige la canción y también más sutil y lleno de matices si es necesario. Mi sorpresa ante la banda que acompaña al músico gallego fue tremenda y gocé de una noche memorable de entre todas las que atesoro por motivos estrictamente musicales. Desde el arranque con el ritmo marcado de las pisadas en “Patagonia” y su declaración de intenciones que es “Hombre de ninguna parte”, Xoel López desgranó canciones como “Caballero” y “Por el Viejo Barrio”, que convencieron más que en su disco de origen coreadas al unísono por todos los presentes, y otras como “Tierra”, “Ningún hombre, ningún lugar” o “Almas del Norte”, que nos mostraron los múltiples registros dominados por este músico, que también supo sorprendernos con la eterna improvisación de “El Asaltante de Estaciones” o el siempre acertado recuerdo a Deluxe con “Reconstrucción” e “Historia Universal”. La despedida con “De piedras y arena mojada” confirmó que esta canción es una de las mejor construidas de los últimos años en el panorama musical español y que el repertorio de Xoel López no tiene fisuras y crece a cada escucha, a cada concierto, entregándonos a uno de los músicos más íntegros de nuestra escena musical.


Lamentablemente el concierto de Xoel López se tiñó de oscuridad al enterarnos de los acontecimientos que simultáneamente se estaban produciendo en París, pero la música consiguió vencer y convencer frente a la barbarie y el sinsentido.

El mes de noviembre podría haberse redondeado con el concierto de Sidonie del pasado viernes, del que sólo he oído halagos, que bien se los merece el trío catalán por su carrera encomiable y por su atrevido disco “Sierra y Canadá”, además de por su directo, que como bien he podido presenciar otras veces, no escatima en energía y consigue sintonizar a la perfección con su público y dar lo mejor de sí mismos. Espero que con su siguiente disco y su correspondiente presentación en Zaragoza no se me escapen y pueda revivir una vez más su destreza y valentía a la hora de hacer música.