lunes, 5 de octubre de 2015

Innocence + Experience

Esta semana vuelven U2 a España para presentar su más reciente disco “Songs of Innocence”. La última visita del grupo fue con motivo de su gira “360º Tour” y ahora le toca el turno a “Inocence + Experience (I+e) Tour”. Además esta vez la cita se multiplica por cuatro, ya que el grupo irlandés dará cuatro conciertos en el mítico Palau Sant Jordi de Barcelona. Atrás quedan los grandes espectáculos al aire libre que ofrecieron en los tramos europeos de sus dos últimas giras. Ahora se intenta volver a la cercanía de las “Arenas” o recintos de capacidad media donde el grupo derrochará igualmente espectacularidad y grandes dosis de magnetismo a distancias algo más cortas.


El motivo de publicar esta entrada es que por primera vez no me importa demasiado perderme estos conciertos de la banda. Y no es porque no me guste su disco “Songs of Innocence”, que me encanta, si no porque últimamente los grandes conciertos de estos u otros artistas de su calibre se han convertido en un circo de muy difícil acceso para el común de los mortales debido a la imposibilidad de conseguir entradas, lo que te obliga si quieres asistir a los conciertos a buscar acceso desde la reventa con precios prohibitivos nada lógicos. No sólo es casi imposible conseguir entradas por la vía ordinaria cuando se lanzan a la venta  las mismas, si no que después se puede ver que muchos de los asistentes a estos conciertos son personalidades públicas que apenas conocen a los grupos en cuestión o gente con “demasiado” dinero como para acudir al evento si no es con la única intención de atesorar una entrada con la que presumir en el futuro. ¿Cómo puede ser que se otorguen grandes cantidades de estas entradas a empresas que después se dedican a revenderlas por precios muy superiores o con paquetes de concierto+hotel, por poner algún ejemplo? Este tipo de estrategia comercial para los grades eventos me indigna, pero más allá de todo esto, esta vez no he conseguido que brote en mí la necesidad de volver a ver a Bono y compañía, ya que aún sabiendo que el espectáculo estará a la altura, creo que no van a ser capaces de ofrecer demasiado nuevo a sus seguidores. “Innocence + Experience Tour” es la primera de las giras de los irlandeses en la que no he indagado apenas tras su anuncio y creo que es porque no ofrecerá nada que no hayamos visto antes en sus conciertos a pesar de anunciar un espectáculo interactivo con una pantalla central que se despliega a lo ancho en los recintos en los que actúan cada noche. Pase lo que pase con “Innocence + Experiece Tour” nunca podrá llegar a impresionar como lo hicieron sus míticas giras “ZooTV” y “Zooropa” o el experimento grandilocuente de “Popmart” (a pesar de que en su día recibiera tantas críticas). Creo que tampoco podrá acercarse tanto a sus seguidores como lo consiguieron en el “Elevation Tour” y quién sabe si logrará la total comunión con su público como ocurrió en sus más recientes experimentos como “Vertigo Tour” (realmente impactante aunque ya sin muchas novedades) o “360º Tour” (a mi parecer algo excesivo).


Las giras de U2 siempre serán intensas y destacables, pero su repertorio, que no puede permitirse obviar a los clásicos, es quizá demasiado predecible salvo por un par de sorpresas fuera de lo común en cada nueva gira, Y esto no significa que su repertorio no sea efectivo y potente, que lo es, pero la lástima es que no es arriesgado y carece de la magia que tiene cuando se disfruta de su directo por primera vez. Y es que de sus últimas grandes giras destacan precisamente los momentos menos esperados como “Ultraviolet” en los conciertos de 2009, “The Fly” en el 2005 o “Bad” en el 2001. ¿Cuál será esta vez la sorpresa en su repertorio más allá de “With or Without you”, “Where the Streets Have no Name” o “Pride (In the Name of Love)”? Todas ellas necesarias cada noche, pero demasiado perfectas como para impresionar. U2 es una banda gigante, increíble en sus directos y demoledora en sus propuestas escénicas, pero ya no es una banda fresca e impredecible, lo que deja en el fondo un pequeño sabor agridulce que tal vez justifique mi falta de motivación para haber disfrutado de su directo una vez más.


Cuando termino de escribir esta entrada estará acabando el primero de los conciertos de los irlandeses en el Palau Sant Jordi y seguramente los afortunados asistentes habrán disfrutado de lo lindo con su gran pantalla, la extravagancia de Bono o la infinidad de guitarras paseadas por el escenario por The Edge. Todo el mundo se habrá emocionado con “One” o habrá levantado el puño con “Sunday Bloody Sunday”, pero ¿qué podrán contarnos todos aquellos que regresen a sus casas después del concierto de novedoso o inesperado?

A pesar de todo lo dicho, he de reconocer que algo de envidia sana sí que siento por los que tengan en su mano una de las 72.000 entradas disponibles para ver este espectáculo. Para qué negarlo.