martes, 25 de noviembre de 2014

Dos clásicos del cine actual

No hablo por hablar al afirmar que “Perdida” e “Interstellar” son dos nuevos clásicos del cine actual. Éstas han sido mis dos últimas apuestas en el cine y creo que se convertirán en imprescindibles para todos los que disfrutamos del espectáculo que nos ofrece el séptimo arte.


¿Cómo no sucumbir ante el atractivo de estas dos interesantes e imprevisibles películas? David Fincher vuelve a dar en el clavo y a dejarnos sin habla en la trama de su magistral “Perdida”. Nos devuelve al mejor Fincher desde que, en mi humilde opinión, se equivocase al hacer un remake innecesario de la soberbia primera parte de la cinta sueca “Millennium”. Ese David Fincher que sabe cuestionar al espectador y al que descoloca en cada situación para hacerle disfrutar con cada plano. Ese David Fincher que sabe medir el pulso de sus espectadores para cautivarles, sugerirles, preguntarles y horrorizarles a partes iguales. Fincher vuelve a convertir en mágicas las actuaciones de sus protagonistas (un Ben Affleck cada vez más acertado y una soberbia Rosamund Pike) y nos hace preguntas dejando la película abierta al espectador, convirtiéndola en una rara avis de esas que se disfrutan tanto o más en sus conversaciones posteriores como en su visionado. Además colocaría a “Perdida” entre sus grandes obras como antes lo hiciera con “Seven”, “El Club de la Lucha” o “Zodiac”, aunque con un look que emparentaría más con sus últimas creaciones “La Red Social” o “Los Hombres que no Amaban a las Mujeres”.


¿Por qué no decir aquí que David Fincher es para mí un auténtico maestro, un creador de obras de arte, el mejor director de cine en activo? Al menos encuentro muy pocos competidores a su altura en el cine actual y sus películas son de obligado visionado no solo por sus historias sino por su buen hacer en la realización y su estilo inconfundible, puede decirse que único. Algo parecido sucede con Christopher Nolan, aunque éste destaca principalmente en el género de la ciencia ficción. Concretamente es de él la otra película que aquí nos ocupa.


En mi opinión “Interstellar” es un film que te engancha y te arrastra hasta el final, pero que su grandilocuencia puede hacerle daño. Christopher Nolan se caracteriza por hacer un cine que no siempre resulta fácil de digerir para el espectador y en este caso le sumerge en un maremagnum de teorías cuánticas y de estudios sobre el espacio-tiempo y su relación con la gravedad que pueden despistar. Pero la película funciona por su belleza fílmica, por mostrarnos unas imágenes nada convencionales del espacio y por saber llevar la ciencia ficción a un terreno mucho más humano (como ya hiciera al renovar el cine fantástico con la trilogía de “El Caballero Oscuro”). Christopher Nolan se convierte ahora en un mago que juega con el espectador (¿no os recuerda esto a otra de sus joyas: “El Truco Final”?), pero que sobretodo te hace experimentar un viaje espacial único, plenamente sensorial, un viaje espacial real, contado con un ritmo muy bien medido que permite introducirte de lleno en las experiencias vividas por su protagonista (¿cómo ha podido cambiar tanto la forma interpretativa de Matthew McConaughey en estos últimos años?) y que, como ya he comentado antes en el caso de “Perdida”, te hace preguntas y deja la película viva para poder ser disfrutada una y otra vez en nuestra mente tras ser reposada.

Creo que habrá muchos que comenten que “Interstellar” es una especie de revisión del clásico de Kubrick “2001: una Odisea del espacio”, aunque dando una perspectiva distinta. Y es cierto que tiene momentos que nos pueden recordar, incluso en la forma de dirigir, pero “Interstellar” se convierte en un nuevo clásico por méritos propios, porque actualiza la ciencia ficción, porque la hace más humana y palpable, y porque definitivamente es una cinta plenamente entretenida, con giros inesperados y grandes interpretaciones que hacen que sus casi tres horas pasen como un suspiro (¿será porque su director juega con el tiempo del espectador como lo hace también en su película?).


En definitiva, “Perdida” e “Interstellar” son dos películas inmensas, muy necesarias. Que recuerdan al cine atemporal, aquel que se degusta lentamente. Y es que, como ya he comentado al hablar de “Interstellar”, ambas películas pueden llegar a recordar al gran Stanley Kubrick por la forma en la que están dirigidas: queda patente la minuciosidad de estos dos grandes directores, la belleza de sus planos por sí mismos o su ritmo perfectamente medido.

lunes, 17 de noviembre de 2014

Ediciones Especiales

Es tiempo de "ediciones especiales" en el mundo de la música. Últimamente la manera de conseguir más ventas físicas de las novedades discográficas es gracias a estas ediciones que aportan un añadido extra para el coleccionista o simplemente lucen mejor para aquel que desea aumentar sus estanterías musicales, a pesar de seguir escuchando el 90% de su música en mp3. El caso es que cualquier lanzamiento actual que se precie viene acompañado de alguna edición especial con temas extra sobre la edición convencional, pero que normalmente no aporta demasiado interesante salvo el envoltorio.

No es éste el caso de la edición doble de "Songs Of Innocence". No voy a hablar otra vez de este disco, pues ya se ha hecho demasiado, pero merece la pena reseñar el pequeño regalo que acompaña a los 11 temas que conforman el álbum original, de sobras conocido por todos a estas alturas tras su presentación de la mano de apple el pasado mes de septiembre.


El verdadero descubrimiento para el que adquiera este disco en formato físico está en los 48 minutos de su segundo CD: Dos canciones no contenidas en el álbum original, pero de una calidad indiscutible: la guitarrera "Lucifer's Hands" que recuerda a "Rattle & Hum", pero sobretodo la excelsa "The Crystal Ballroom". Éste es quizá uno de los mejores temas de todo "Songs Of Innocence" con un estribillo demoledor en el que se agradecen esos toques más "disco" y cuya producción recae exclusivamente a cargo de Danger Mouse (el verdadero protagonista del álbum hasta que decidieron ensombrecerle con el aporte de otros productores). ¿Por qué se quedó fuera de la selección original del disco cuando es claramente más notable que la mayoría de los temas del mismo? Con ese solo de guitarra final poco común en el grupo que merece la pena destacar de forma mayúscula... Ya solo por este tema merece la pena hacerse con la edición especial de "Songs Of Innocence", pero si tenemos en cuenta que ésta se completa con una selección de siete de los temas principales en versión acústica, el producto gana mucho más valor: Se revisa "Every Breaking Wave" con un Bono pletórico a la par que contenido y donde la emoción fluye entre las armonías del piano y el acompañamiento de la sección de cuerda. "California" se simplifica con unas acústicas sencillas y sin artificios. "Raised by Wolves" limpia su cara con una sección de viento muy poco común en el estilo de la banda. "Cedarwood Road" da un giro de 180º gracias al acompañamiento de las cuerdas junto a la guitarra acústica que rompe con la crudeza de su versión original, pero sin perder efectividad. "Song for Someone" no pierde emoción a pesar de presentarse todavía más limpia con un piano protagonista discreto con la sonoridad a la que nos tiene acostumbrados The Edge en este instrumento (nada ampulosa ni sobrecargada). Y por último, "The Miracle (of Joey Ramone)" gana enteros gracias a su desnudez mucho más creíble, donde podemos vislumbrar a Bono como si estuviera cantándola cómodamente en el salón de su casa.

Todas estas versiones acústicas están producidas por Declan Gaffney y dan un contrapunto muy interesante a lo presentado en el disco original. No son solo una curiosidad, sino que en algunos momentos estas versiones superan a las originales. En cuanto a las remezclas de "The Troubles" y "Sleep like a Baby Tonight" no aportan demasiado nuevo, pero al menos ofrecen pequeños detalles diferentes que entretendrán rebuscando a los aficionados. Además, si dejamos girar el disco más allá de su silencio final, encontraremos el que fuera tema de presentación de este nuevo rumbo de los irlandeses, la canción "Invisible" que ya nos hiciera soñar con el regreso de unos nuevos U2 asumiendo mayores riesgos a principios de año (al final ese salto al vacío no ha sido para tanto).


En definitiva, ésta sí es una "edición especial" sobresaliente, que aporta algo más y consigue convencer. Es más, creo que es más atractivo este CD extra que el resto de canciones que hemos escuchado hasta la saciedad en nuestro iPOD.


viernes, 14 de noviembre de 2014

Soltad a los Perros

Veo necesario hablar de la gira conjunta que están realizando Quique González y José Ignacio Lapido bajo el título de “Soltad a los Perros” por lo llamativo de la propuesta y por las pocas veces que hemos visto este formato en nuestro país. Los dos músicos se dieron cita en la capital aragonesa el pasado viernes 7 de noviembre en la mítica Sala Oasis, un lugar muy querido para el músico madrileño, pero al que no veíamos en sus tablas desde la gira de presentación de “Avería y Redención”, allá por el año 2007 (sus últimas giras han recalado en Zaragoza en  La Casa del Loco y los Teatros Principal y de las Esquinas).


Hay luces y sombras en esta gira, aunque su propuesta sea de lo más atractiva. Ver a los dos músicos protagonistas sobre el escenario juntos en todo momento y alternándose a capricho los micrófonos no es lo habitual en este tipo de eventos. Lo normal en las giras conjuntas es ver a cada músico con su banda por separado compartiendo tan solo algunos temas entre ambos al principio y final del espectáculo (pongamos de ejemplo la actual gira de Calamaro y Bunbury en México o la que compartió el mismo Calamaro con Fito & Fitipaldis en el año 2007 en nuestro país). Solo por esto ya merece la pena presenciar alguno de sus conciertos si tenemos la oportunidad, porque se demuestra lo valiente de la propuesta y su espíritu libre. Pocas veces veremos tanta química entre dos músicos que comparten escenario, como si realmente formaran parte de una misma banda. Alumno y maestro como dos piezas del mismo engranaje muy bien engrasado.  Eso sí, en este caso destaca claramente Quique González, que se adueña del cancionero del granadino y lo hace suyo sin ningún problema. Sin embargo a Lapido se le ve más suelto con la guitarra, dejando su protagonismo en la sombra, incluso cuando canta las canciones del madrileño. Podemos decir que el alumno se ha apoderado del maestro, aunque es un triunfo que los dos vayan por la misma senda, la de una carretera secundaria que todos queremos recorrer. Es verdad que estas carreteras no son fáciles de transitar, que nos llevarán por caminos estrechos y multitud de obstáculos, pero merece la pena asumir riesgos, interiorizar un cancionero más sombrío, más exigente y menos convencional, pero por momentos más rico y lleno de matices.


Todo esto es lo que pudimos ver el pasado viernes en la Oasis. Una gira que deseaba desde hace tiempo, pero que me ha dejado algo confuso y con ganas de más. Creo que todo lo que he reflejado más arriba podía haber dejado más poso con un repertorio mejor seleccionado, sobretodo en el caso de las canciones de Quique González. Vale que los últimos trabajos del madrileño tengan una sonoridad más parecida a la del granadino, pero se echaron en falta algunos clásicos de sus primeros discos (¿no creéis que hubiera quedado de maravilla “Pequeño Rock n' Roll” a dúo? ¿o algún tema más denso como “Y los conserjes de noche”?). Las últimas canciones de Quique González funcionan, pero se necesita algo más de esa frescura que se perdió tras su visita a Nashville. Lo mejor del repertorio seleccionado para la ocasión de González son, sin duda, los temas de “La Noche Americana”, el último disco mano a mano con Carlos Raya que nos dejó a un Quique muy americano, pero también  al más fresco y cercano, algo que se ha perdido de alguna manera con los músicos del estudio de Brad Jones, precisos y certeros, pero demasiado correctos. Es hora de que Quique González deje a las guitarras romperse y dé la bienvenida de nuevo al descaro (como sucede con la siempre efectiva “Hotel Los Ángeles” o con el cierre final de “¿Dónde está el dinero?”). Y eso se echa en falta en esta gira preparada con tanto mimo, pero a mi parecer con poco espacio para la improvisación. Además, creo que la presencia de Pepo López (el último de los guitarristas con los que ha contado González para sus giras) se convierte en la pieza más disonante del escenario  y ensombrece el trabajo de Víctor Sánchez (mano derecha de Lapido a la guitarra), artífice de esa crudeza tan deseada y del buen hacer a las seis cuerdas.

De Lapido destacar su precisión a la guitarra, pero queda evidenciada su falta de gancho en la voz si lo comparamos con Quique. Tal vez por eso su interpretación vocal queda en un segundo plano y donde brilla es en la ejecución de grandes momentos con su Gibson SG o su Telecaster (increíble el final de “En el Backstage” o la furia de “Cuando por fin”).

Por destacar algunos momentos del repertorio del viernes citar un arranque a medio gas con “Ladridos de perro mágico” pero mejorado con “La luna debajo del brazo”. Señalar las emocionantes “Se equivocaban contigo” o “El más allá”. Encumbrar el trío de encadenadas con “Kid Chocolate”, “Hotel Los Ángeles” y “En el backstage” (¿lo mejor de la noche?). Aplaudir la interpretación sentida de “Algo me aleja de ti” o “Daiquiri blues”. Y vibrar con la primera despedida, la enérgica “Cuando por fin”, o el último dúo de cañonazos “Cuando el ángel decida volver” y “¿Dónde está el dinero?”.


Por supuesto que en el concierto se les vio disfrutar a los dos músicos como nunca. Han confeccionado una gira a su medida, para revolcarse por el escenario como “gato panza arriba”, para soltar toda la garra de sus “perros furiosos”, para concederse un enorme regalo. Y saben aprovecharlo. Ahora solo espero que esta gira dé sus frutos en forma de disco para poder empaparse mejor de todos los detalles, que seguro que nos aportarán mucho más. Pero lo que me queda claro es que lo mejor que podría pasar tras esta gira es que Quique González revisara el cancionero de Lapido en un disco de versiones del granadino (como hiciera con tan buen resultado en “Algo me aleja de ti”) porque queda constatado que ajustan a la perfección con su actitud actual y se le adaptan como anillo al dedo. Tal vez así pudiéramos acercarnos mejor a la magia de Lapido y ésta podría ser reconocida por todos los seguidores de Quique González. Al fin y al cabo esta gira tiene también mucho de promoción y de camaradería para echarse una mano entre los dos músicos y abrir caminos.


Este fue el setlist completo de la noche:

Ladridos de perro mágico
La luna debajo del brazo
El carrusel abandonado
Me agarraste
Luz de ciudades en llamas
Se equivocaban contigo
Deslumbrado
Antes de morir de pena
Kid chocolate
Hotel Los Ángeles
En el backstage
El más allá
Dallas-Memphis
En medio de ningún lado
Clase media
Algo me aleja de ti
De espaldas a la realidad
Cuando por fin
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Daiquiri blues
En el ángulo muerto
Nubes con forma de pistola
Vidas cruzadas
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Cuando el ángel decida volver
¿Dónde está el dinero?

miércoles, 5 de noviembre de 2014

El viaje de "JUSTI&CIA"

EMOCIÓN. ADMIRACIÓN. ILUSIÓN. PASIÓN. ENCUENTRO. HONESTIDAD. RIESGO. VALENTÍA. EMPATÍA… Palabras que intentan expresar lo vivido con el visionado de “JUSTI&CIA”, pero nada comparable a lo experimentado en la noche de ayer, cuando asistí al pre-estreno de la ópera prima de mi gran amigo Ignacio Estaregui.



No sé muy bien qué decir ni cómo sintetizar todo lo que ha rodeado a esta criatura. Ha sido un placer poder vivir de cerca la gestación, realización o dureza en la post-producción de esta película. No podía imaginar el enorme trabajo, tan bien realizado, que hay detrás. Trabajo que sale del cariño y de toda la pasión puesta en este enorme proyecto valiente pero consciente, como siempre ha dicho Nacho. Y es que hoy me siento como un “niño con su juguete nuevo”: lleno de orgullo y plenamente feliz de haber podido vivir el “viaje” de Justino y Ramón. Un viaje que es también el de Nacho y el de todos los que creemos en el cine, en el poder de este arte y en el placer de sentirse parte de una historia tan humana, tan vital y tan real.


He hablado muchas veces de “JUSTI&CIA” y de lo mucho que Nacho me ha hecho sentir en cada uno de sus proyectos. Y ahora, una vez que he podido empaparme de la película, me resulta muy difícil expresar la emoción sentida. Pero si vemos “JUSTI&CIA” todos vamos a encontrarnos en algún momento reflejados en ella. Seguro. Es una película única, de esas que tienen un “toque” especial. Desde sus impactantes minutos iniciales nos arrastra de  la mano de sus protagonistas. Está cargada de humanidad en los personajes de Hovik Keuchkerian y Álex Angulo y se respira una empatía mágica entre ambos. Son de verdad, los sientes como si tú fueras en la “carboneta” con ellos. Y además nos regalan momentos únicos que engrandecen todo el metraje: los diálogos en la “carboneta” son impagables, su humor es totalmente creíble, la escena del sótano es memorable y el cierre final se graba en tu interior, te aprieta y no te suelta.


Espero que podáis vivir y sentir todo lo que yo he experimentado gracias a esta entrañable pareja quijotesca. Seguro que os va a “marcar” de una forma especial y estoy convencido de que, como yo, haréis de “JUSTI&CIA” una experiencia personal, única y vital.

Gracias. Gracias. Gracias.