martes, 30 de diciembre de 2014

Un deseo sencillo para el 2015

Un año más que se va y que nos deja grandes regalos para disfrutar una y otra vez. En forma de música, de buen cine, de sensaciones y de brotes de "nueva vida". Este 2014 ha sido un año con subidas y bajadas, con apuestas y esperanzas, con derrotas y logros, con sorpresas e ilusiones... pero sobretodo ha sido un año con grandes pasos y con ganas de sentir el cambio, tanto en lo personal como en lo global.

Pero como este blog no es un portal para desgranar grandes teorías, sino más bien para dejarse llevar por los sonidos del día a día, sólo quisiera desearos desde aquí que os dejéis seducir por todos aquellos artistas que me han movido por dentro durante este 2014 y que seguramente volverán a hacerlo en el nuevo 2015: Artistas que me han acompañado de forma íntima como Vetusta Morla, Coldplay, Elefantes, Leiva, Bunbury... que me han hecho vibrar y moverme como Jorge Drexler, Fito Páez, Bruce Springsteen, U2, M Clan, Sidonie... o aquellos que me han inquietado y animado a buscar como Jack White, Eladio y los Seres Queridos, Manic Street Preachers, Marlango, Alis...

Por supuesto, este 2015 que llega no sólo será para disfrutar de estos artistas que han estado más presentes durante el año que termina por una u otra razón, sino que también volverá a abrir puertas a aquellos que siempre me acompañan o a esos que todavía quedan por descubrir.

Mi mejor deseo es algo muy sencillo: Dejar los oídos bien abiertos.

¡¡Feliz año nuevo!!


miércoles, 17 de diciembre de 2014

El 2014 se nos va... (2ª Parte)

Siguiendo con mi resumen musical del año, os presento la segunda parte del mismo con lo más granado, desde mi humilde perspectiva, en el apartado internacional...


JACK WHITE - "Lazaretto"
     Un disco más que valiente y potente. "Lazaretto" coloca a Jack White donde se merece tras las buenas maneras que ya mostraba en su debut en solitario. Jack White está en lo más alto, es todo un referente, algo innegable tras la escucha de este disco.



COLDPLAY - "Ghost Stories"
     Los Coldplay más introspectivos nos sorprendieron con este "Ghosts Stories" y nos hicieron ver que hay mucha más alma y delicadeza en este grupo de lo que habitualmente suelen mostrar. También nos regalaron algún tema colorista de los que dominan a la perfección en esta modesta colección de canciones como este "A Sky full of Stars".



SIMPLE MINDS - "Big Music"
     Un disco con aroma a clásico nos presenta a unos Simple Minds que tras celebrar sus 35 años de carrera ininterrumpida vuelven a dar lo mejor de sí mismos y nos transportan a los primeros '80 con unas canciones maduras a la vez que frescas y potentes.



U2 - "Songs of Innocence"
     Hablar del regreso de U2 es algo de lo que todos hemos terminado algo cansados tras el huracán de apple y la presentación sorpresa de su disco en Cupertino. Pero más allá de todos los comentarios y de un single de presentación algo forzado, "Songs of Innocence" nos devuelve a unos U2 con más garra, podría decirse que incluso rebeldes, con ganas de de ofrecer interesantes historias y canciones que mejoran con las escuchas.



MANIC STREET PREACHERS - "Futurology"
     Este disco vuelve a mostrar a unos Manics siempre en la vanguardia del cambio y del inconformismo, siempre apostando por dar pasos de gigante, arriesgados, a veces incomprendidos, pero muy necesarios.



BRUCE SPRINGSTEEN - "High Hopes"
     A principios de enero nos llegaba esta recopilación de descartes y grabaciones durante el "Wrecking Ball Tour" del Boss. Un disco que merece una posición de privilegio en la carrera del artista porque tal vez sea lo más lúcido y atractivo desde los tiempos de "Born in the U.S.A." (y eso que se trata de un disco de rarezas). Una colección de canciones variadas en estilo y dureza donde la participación de Tom Morello es clave, pero no nos olvidemos, donde destacan por encima de todo las interpretaciones emotivas y desgarradas de Springsteen. Simplemente imprescindible.


El 2014 se nos va... (1ª Parte)

Como todos los años es inevitable hacer un repaso de lo acontecido en el terreno musical durante los últimos doce meses. No con intención de hacer un grandes éxitos sino más bien con el deseo de saber recopilar los momentos más lúcidos y emocionantes, lo sembrado y recogido, lo destacado en mi cajón de sastre, pero no por ello lo mejor. Simplemente aquello que no quiero olvidar.

Este es mi resumen musical del 2014 que se nos va... (En esta primera parte repasaré el apartado de música en castellano).




VETUSTA MORLA - "La Deriva"
     Un disco imprescindible. Un directo deslumbrante. ¿La mejor elección para este 2014 desesperado? Sin duda Vetusta Morla han sabido ofrecernos lo mejor de sí mismos de nuevo y han convencido con un disco potente y desgarrado.




SIDONIE - "Sierra y Canadá"
     Cada vez me gusta más este grupo catalán que arriesga en cada disco aunque conservando su fidelidad por la psicodelia y el rock setentero, pero esta vez con una pizca de los '80 y unos aires pop muy logrados. La versión de este "Sierra y Canadá" en acústico ofrece una visión muy diferente al disco, muy atractiva y desprovista de artificios, aunque recomiendo encarecidamente sumergirse en el disco original sin menospreciar un ápice de su contenido.




ELEFANTES - "El Rinoceronte"

     El regreso de Elefantes se convirtió en la noticia musical de la pasada primavera, dejándonos uno de sus discos más interesantes, donde madurez y emoción a flor de piel se dan la mano. Elefantes han vuelto par quedarse.





FITO PÁEZ - "Rock And Roll Revolution"
     Es inevitable hablar de este "Rock And Roll Revolution" como uno de los discos más necesarios de la música en nuestro idioma. Rock, actitud, riesgo, sensibilidad y descaro se miden a partes iguales en uno de los discos más redondos de la carrera del artista rosarino.





BUNBURY - "Madrid Área 51"
     En el apartado de los discos en directo hay que destacar por encima de todos al publicado por Bunbury hace menos de un mes. Recoge una de las mejores giras del artista y repasa su trayectoria con verdadero acierto, como un músico que sabe perfectamente lo que quiere y cómo quiere ser recordado.



M CLAN - "Dos noches en el Price"
     También en directo se nos presentó la celebración de los 20 años de carrera del grupo murciano. Como mejor saben dar muestra de su actitud y saber hacer es sobre el escenario y ésto se muestra a la perfección en esta maravillosa recopilación de los grandes temas de Carlos Tarque y compañía durante dos noches de celebración y puro Rock & Soul.


martes, 25 de noviembre de 2014

Dos clásicos del cine actual

No hablo por hablar al afirmar que “Perdida” e “Interstellar” son dos nuevos clásicos del cine actual. Éstas han sido mis dos últimas apuestas en el cine y creo que se convertirán en imprescindibles para todos los que disfrutamos del espectáculo que nos ofrece el séptimo arte.


¿Cómo no sucumbir ante el atractivo de estas dos interesantes e imprevisibles películas? David Fincher vuelve a dar en el clavo y a dejarnos sin habla en la trama de su magistral “Perdida”. Nos devuelve al mejor Fincher desde que, en mi humilde opinión, se equivocase al hacer un remake innecesario de la soberbia primera parte de la cinta sueca “Millennium”. Ese David Fincher que sabe cuestionar al espectador y al que descoloca en cada situación para hacerle disfrutar con cada plano. Ese David Fincher que sabe medir el pulso de sus espectadores para cautivarles, sugerirles, preguntarles y horrorizarles a partes iguales. Fincher vuelve a convertir en mágicas las actuaciones de sus protagonistas (un Ben Affleck cada vez más acertado y una soberbia Rosamund Pike) y nos hace preguntas dejando la película abierta al espectador, convirtiéndola en una rara avis de esas que se disfrutan tanto o más en sus conversaciones posteriores como en su visionado. Además colocaría a “Perdida” entre sus grandes obras como antes lo hiciera con “Seven”, “El Club de la Lucha” o “Zodiac”, aunque con un look que emparentaría más con sus últimas creaciones “La Red Social” o “Los Hombres que no Amaban a las Mujeres”.


¿Por qué no decir aquí que David Fincher es para mí un auténtico maestro, un creador de obras de arte, el mejor director de cine en activo? Al menos encuentro muy pocos competidores a su altura en el cine actual y sus películas son de obligado visionado no solo por sus historias sino por su buen hacer en la realización y su estilo inconfundible, puede decirse que único. Algo parecido sucede con Christopher Nolan, aunque éste destaca principalmente en el género de la ciencia ficción. Concretamente es de él la otra película que aquí nos ocupa.


En mi opinión “Interstellar” es un film que te engancha y te arrastra hasta el final, pero que su grandilocuencia puede hacerle daño. Christopher Nolan se caracteriza por hacer un cine que no siempre resulta fácil de digerir para el espectador y en este caso le sumerge en un maremagnum de teorías cuánticas y de estudios sobre el espacio-tiempo y su relación con la gravedad que pueden despistar. Pero la película funciona por su belleza fílmica, por mostrarnos unas imágenes nada convencionales del espacio y por saber llevar la ciencia ficción a un terreno mucho más humano (como ya hiciera al renovar el cine fantástico con la trilogía de “El Caballero Oscuro”). Christopher Nolan se convierte ahora en un mago que juega con el espectador (¿no os recuerda esto a otra de sus joyas: “El Truco Final”?), pero que sobretodo te hace experimentar un viaje espacial único, plenamente sensorial, un viaje espacial real, contado con un ritmo muy bien medido que permite introducirte de lleno en las experiencias vividas por su protagonista (¿cómo ha podido cambiar tanto la forma interpretativa de Matthew McConaughey en estos últimos años?) y que, como ya he comentado antes en el caso de “Perdida”, te hace preguntas y deja la película viva para poder ser disfrutada una y otra vez en nuestra mente tras ser reposada.

Creo que habrá muchos que comenten que “Interstellar” es una especie de revisión del clásico de Kubrick “2001: una Odisea del espacio”, aunque dando una perspectiva distinta. Y es cierto que tiene momentos que nos pueden recordar, incluso en la forma de dirigir, pero “Interstellar” se convierte en un nuevo clásico por méritos propios, porque actualiza la ciencia ficción, porque la hace más humana y palpable, y porque definitivamente es una cinta plenamente entretenida, con giros inesperados y grandes interpretaciones que hacen que sus casi tres horas pasen como un suspiro (¿será porque su director juega con el tiempo del espectador como lo hace también en su película?).


En definitiva, “Perdida” e “Interstellar” son dos películas inmensas, muy necesarias. Que recuerdan al cine atemporal, aquel que se degusta lentamente. Y es que, como ya he comentado al hablar de “Interstellar”, ambas películas pueden llegar a recordar al gran Stanley Kubrick por la forma en la que están dirigidas: queda patente la minuciosidad de estos dos grandes directores, la belleza de sus planos por sí mismos o su ritmo perfectamente medido.

lunes, 17 de noviembre de 2014

Ediciones Especiales

Es tiempo de "ediciones especiales" en el mundo de la música. Últimamente la manera de conseguir más ventas físicas de las novedades discográficas es gracias a estas ediciones que aportan un añadido extra para el coleccionista o simplemente lucen mejor para aquel que desea aumentar sus estanterías musicales, a pesar de seguir escuchando el 90% de su música en mp3. El caso es que cualquier lanzamiento actual que se precie viene acompañado de alguna edición especial con temas extra sobre la edición convencional, pero que normalmente no aporta demasiado interesante salvo el envoltorio.

No es éste el caso de la edición doble de "Songs Of Innocence". No voy a hablar otra vez de este disco, pues ya se ha hecho demasiado, pero merece la pena reseñar el pequeño regalo que acompaña a los 11 temas que conforman el álbum original, de sobras conocido por todos a estas alturas tras su presentación de la mano de apple el pasado mes de septiembre.


El verdadero descubrimiento para el que adquiera este disco en formato físico está en los 48 minutos de su segundo CD: Dos canciones no contenidas en el álbum original, pero de una calidad indiscutible: la guitarrera "Lucifer's Hands" que recuerda a "Rattle & Hum", pero sobretodo la excelsa "The Crystal Ballroom". Éste es quizá uno de los mejores temas de todo "Songs Of Innocence" con un estribillo demoledor en el que se agradecen esos toques más "disco" y cuya producción recae exclusivamente a cargo de Danger Mouse (el verdadero protagonista del álbum hasta que decidieron ensombrecerle con el aporte de otros productores). ¿Por qué se quedó fuera de la selección original del disco cuando es claramente más notable que la mayoría de los temas del mismo? Con ese solo de guitarra final poco común en el grupo que merece la pena destacar de forma mayúscula... Ya solo por este tema merece la pena hacerse con la edición especial de "Songs Of Innocence", pero si tenemos en cuenta que ésta se completa con una selección de siete de los temas principales en versión acústica, el producto gana mucho más valor: Se revisa "Every Breaking Wave" con un Bono pletórico a la par que contenido y donde la emoción fluye entre las armonías del piano y el acompañamiento de la sección de cuerda. "California" se simplifica con unas acústicas sencillas y sin artificios. "Raised by Wolves" limpia su cara con una sección de viento muy poco común en el estilo de la banda. "Cedarwood Road" da un giro de 180º gracias al acompañamiento de las cuerdas junto a la guitarra acústica que rompe con la crudeza de su versión original, pero sin perder efectividad. "Song for Someone" no pierde emoción a pesar de presentarse todavía más limpia con un piano protagonista discreto con la sonoridad a la que nos tiene acostumbrados The Edge en este instrumento (nada ampulosa ni sobrecargada). Y por último, "The Miracle (of Joey Ramone)" gana enteros gracias a su desnudez mucho más creíble, donde podemos vislumbrar a Bono como si estuviera cantándola cómodamente en el salón de su casa.

Todas estas versiones acústicas están producidas por Declan Gaffney y dan un contrapunto muy interesante a lo presentado en el disco original. No son solo una curiosidad, sino que en algunos momentos estas versiones superan a las originales. En cuanto a las remezclas de "The Troubles" y "Sleep like a Baby Tonight" no aportan demasiado nuevo, pero al menos ofrecen pequeños detalles diferentes que entretendrán rebuscando a los aficionados. Además, si dejamos girar el disco más allá de su silencio final, encontraremos el que fuera tema de presentación de este nuevo rumbo de los irlandeses, la canción "Invisible" que ya nos hiciera soñar con el regreso de unos nuevos U2 asumiendo mayores riesgos a principios de año (al final ese salto al vacío no ha sido para tanto).


En definitiva, ésta sí es una "edición especial" sobresaliente, que aporta algo más y consigue convencer. Es más, creo que es más atractivo este CD extra que el resto de canciones que hemos escuchado hasta la saciedad en nuestro iPOD.


viernes, 14 de noviembre de 2014

Soltad a los Perros

Veo necesario hablar de la gira conjunta que están realizando Quique González y José Ignacio Lapido bajo el título de “Soltad a los Perros” por lo llamativo de la propuesta y por las pocas veces que hemos visto este formato en nuestro país. Los dos músicos se dieron cita en la capital aragonesa el pasado viernes 7 de noviembre en la mítica Sala Oasis, un lugar muy querido para el músico madrileño, pero al que no veíamos en sus tablas desde la gira de presentación de “Avería y Redención”, allá por el año 2007 (sus últimas giras han recalado en Zaragoza en  La Casa del Loco y los Teatros Principal y de las Esquinas).


Hay luces y sombras en esta gira, aunque su propuesta sea de lo más atractiva. Ver a los dos músicos protagonistas sobre el escenario juntos en todo momento y alternándose a capricho los micrófonos no es lo habitual en este tipo de eventos. Lo normal en las giras conjuntas es ver a cada músico con su banda por separado compartiendo tan solo algunos temas entre ambos al principio y final del espectáculo (pongamos de ejemplo la actual gira de Calamaro y Bunbury en México o la que compartió el mismo Calamaro con Fito & Fitipaldis en el año 2007 en nuestro país). Solo por esto ya merece la pena presenciar alguno de sus conciertos si tenemos la oportunidad, porque se demuestra lo valiente de la propuesta y su espíritu libre. Pocas veces veremos tanta química entre dos músicos que comparten escenario, como si realmente formaran parte de una misma banda. Alumno y maestro como dos piezas del mismo engranaje muy bien engrasado.  Eso sí, en este caso destaca claramente Quique González, que se adueña del cancionero del granadino y lo hace suyo sin ningún problema. Sin embargo a Lapido se le ve más suelto con la guitarra, dejando su protagonismo en la sombra, incluso cuando canta las canciones del madrileño. Podemos decir que el alumno se ha apoderado del maestro, aunque es un triunfo que los dos vayan por la misma senda, la de una carretera secundaria que todos queremos recorrer. Es verdad que estas carreteras no son fáciles de transitar, que nos llevarán por caminos estrechos y multitud de obstáculos, pero merece la pena asumir riesgos, interiorizar un cancionero más sombrío, más exigente y menos convencional, pero por momentos más rico y lleno de matices.


Todo esto es lo que pudimos ver el pasado viernes en la Oasis. Una gira que deseaba desde hace tiempo, pero que me ha dejado algo confuso y con ganas de más. Creo que todo lo que he reflejado más arriba podía haber dejado más poso con un repertorio mejor seleccionado, sobretodo en el caso de las canciones de Quique González. Vale que los últimos trabajos del madrileño tengan una sonoridad más parecida a la del granadino, pero se echaron en falta algunos clásicos de sus primeros discos (¿no creéis que hubiera quedado de maravilla “Pequeño Rock n' Roll” a dúo? ¿o algún tema más denso como “Y los conserjes de noche”?). Las últimas canciones de Quique González funcionan, pero se necesita algo más de esa frescura que se perdió tras su visita a Nashville. Lo mejor del repertorio seleccionado para la ocasión de González son, sin duda, los temas de “La Noche Americana”, el último disco mano a mano con Carlos Raya que nos dejó a un Quique muy americano, pero también  al más fresco y cercano, algo que se ha perdido de alguna manera con los músicos del estudio de Brad Jones, precisos y certeros, pero demasiado correctos. Es hora de que Quique González deje a las guitarras romperse y dé la bienvenida de nuevo al descaro (como sucede con la siempre efectiva “Hotel Los Ángeles” o con el cierre final de “¿Dónde está el dinero?”). Y eso se echa en falta en esta gira preparada con tanto mimo, pero a mi parecer con poco espacio para la improvisación. Además, creo que la presencia de Pepo López (el último de los guitarristas con los que ha contado González para sus giras) se convierte en la pieza más disonante del escenario  y ensombrece el trabajo de Víctor Sánchez (mano derecha de Lapido a la guitarra), artífice de esa crudeza tan deseada y del buen hacer a las seis cuerdas.

De Lapido destacar su precisión a la guitarra, pero queda evidenciada su falta de gancho en la voz si lo comparamos con Quique. Tal vez por eso su interpretación vocal queda en un segundo plano y donde brilla es en la ejecución de grandes momentos con su Gibson SG o su Telecaster (increíble el final de “En el Backstage” o la furia de “Cuando por fin”).

Por destacar algunos momentos del repertorio del viernes citar un arranque a medio gas con “Ladridos de perro mágico” pero mejorado con “La luna debajo del brazo”. Señalar las emocionantes “Se equivocaban contigo” o “El más allá”. Encumbrar el trío de encadenadas con “Kid Chocolate”, “Hotel Los Ángeles” y “En el backstage” (¿lo mejor de la noche?). Aplaudir la interpretación sentida de “Algo me aleja de ti” o “Daiquiri blues”. Y vibrar con la primera despedida, la enérgica “Cuando por fin”, o el último dúo de cañonazos “Cuando el ángel decida volver” y “¿Dónde está el dinero?”.


Por supuesto que en el concierto se les vio disfrutar a los dos músicos como nunca. Han confeccionado una gira a su medida, para revolcarse por el escenario como “gato panza arriba”, para soltar toda la garra de sus “perros furiosos”, para concederse un enorme regalo. Y saben aprovecharlo. Ahora solo espero que esta gira dé sus frutos en forma de disco para poder empaparse mejor de todos los detalles, que seguro que nos aportarán mucho más. Pero lo que me queda claro es que lo mejor que podría pasar tras esta gira es que Quique González revisara el cancionero de Lapido en un disco de versiones del granadino (como hiciera con tan buen resultado en “Algo me aleja de ti”) porque queda constatado que ajustan a la perfección con su actitud actual y se le adaptan como anillo al dedo. Tal vez así pudiéramos acercarnos mejor a la magia de Lapido y ésta podría ser reconocida por todos los seguidores de Quique González. Al fin y al cabo esta gira tiene también mucho de promoción y de camaradería para echarse una mano entre los dos músicos y abrir caminos.


Este fue el setlist completo de la noche:

Ladridos de perro mágico
La luna debajo del brazo
El carrusel abandonado
Me agarraste
Luz de ciudades en llamas
Se equivocaban contigo
Deslumbrado
Antes de morir de pena
Kid chocolate
Hotel Los Ángeles
En el backstage
El más allá
Dallas-Memphis
En medio de ningún lado
Clase media
Algo me aleja de ti
De espaldas a la realidad
Cuando por fin
-------------------
Daiquiri blues
En el ángulo muerto
Nubes con forma de pistola
Vidas cruzadas
-------------------
Cuando el ángel decida volver
¿Dónde está el dinero?

miércoles, 5 de noviembre de 2014

El viaje de "JUSTI&CIA"

EMOCIÓN. ADMIRACIÓN. ILUSIÓN. PASIÓN. ENCUENTRO. HONESTIDAD. RIESGO. VALENTÍA. EMPATÍA… Palabras que intentan expresar lo vivido con el visionado de “JUSTI&CIA”, pero nada comparable a lo experimentado en la noche de ayer, cuando asistí al pre-estreno de la ópera prima de mi gran amigo Ignacio Estaregui.



No sé muy bien qué decir ni cómo sintetizar todo lo que ha rodeado a esta criatura. Ha sido un placer poder vivir de cerca la gestación, realización o dureza en la post-producción de esta película. No podía imaginar el enorme trabajo, tan bien realizado, que hay detrás. Trabajo que sale del cariño y de toda la pasión puesta en este enorme proyecto valiente pero consciente, como siempre ha dicho Nacho. Y es que hoy me siento como un “niño con su juguete nuevo”: lleno de orgullo y plenamente feliz de haber podido vivir el “viaje” de Justino y Ramón. Un viaje que es también el de Nacho y el de todos los que creemos en el cine, en el poder de este arte y en el placer de sentirse parte de una historia tan humana, tan vital y tan real.


He hablado muchas veces de “JUSTI&CIA” y de lo mucho que Nacho me ha hecho sentir en cada uno de sus proyectos. Y ahora, una vez que he podido empaparme de la película, me resulta muy difícil expresar la emoción sentida. Pero si vemos “JUSTI&CIA” todos vamos a encontrarnos en algún momento reflejados en ella. Seguro. Es una película única, de esas que tienen un “toque” especial. Desde sus impactantes minutos iniciales nos arrastra de  la mano de sus protagonistas. Está cargada de humanidad en los personajes de Hovik Keuchkerian y Álex Angulo y se respira una empatía mágica entre ambos. Son de verdad, los sientes como si tú fueras en la “carboneta” con ellos. Y además nos regalan momentos únicos que engrandecen todo el metraje: los diálogos en la “carboneta” son impagables, su humor es totalmente creíble, la escena del sótano es memorable y el cierre final se graba en tu interior, te aprieta y no te suelta.


Espero que podáis vivir y sentir todo lo que yo he experimentado gracias a esta entrañable pareja quijotesca. Seguro que os va a “marcar” de una forma especial y estoy convencido de que, como yo, haréis de “JUSTI&CIA” una experiencia personal, única y vital.

Gracias. Gracias. Gracias.



martes, 28 de octubre de 2014

"Rock and Roll Revolution" o la revolución argentina

Creo que no está fuera de lugar afirmar que Fito Páez es uno de los artistas más interesantes del rock en nuestro idioma. Y digo del rock porque para el artista argentino el rock es una forma de vida, una actitud, la manera de afrontar cada uno de sus proyectos en los que pone toda su alma y corazón.

Fito Páez acaba de volver a sorprendernos con otro álbum clásico de nombre “Rock and Roll Revolution”. Un álbum de actitud rock y de musicalidad ecléctica. Sorprende por la forma de contar cada una de sus historias, desde la sinceridad y el yo más auténtico, y vuelve a confirmarnos que Fito Páez es un artista mayúsculo, que apuesta siempre alto en cada una de sus propuestas y que es incansable, que sabe ofrecer a su público obras de altura en cortos periodos de tiempo. La pena es que Fito Páez sea un artista que pasa casi desapercibido en España. Sus discos nos llegan siempre tarde y muchos de sus seguidores tenemos que recurrir a los encargos de importación si queremos estar al día de sus lanzamientos. Además Fito Páez es tan prolífico que su obra no deja tiempo para el tedio y obliga a sus seguidores a estar siempre atentos a los nuevos giros de su autor. Hay pocos músicos que ofrezcan 10 discos en los últimos 10 años y todos ellos de calidad más que notable. Hay pocos artistas que lleven más de 30 años de carrera y no paren de buscar nuevos retos con propuestas arriesgadas y cambios interesantes, que estimulan el afán por el descubrimiento y la búsqueda a todos sus seguidores.


Así es Fito Páez: Un amante de la actitud rock. Un artista desafiante, sin pelos en la lengua, con ganas de comerse una vez más el mundo. Un músico que siempre da más, que nunca se conforma, que sabe lo que le gusta a sus seguidores. Pero sigue siendo una lástima que sus lanzamientos, siempre en la vanguardia del “saber hacer”, queden olvidados en los medios musicales especializados de nuestro país. ¿Es que no queremos ver más allá de nuestras narices? Argentina nos regala mucho más que Andrés Calamaro (que merece todos mis respetos como ya he mostrado en más de una ocasión) y España no se da cuenta. ¿Cuántos artistas argentinos han sido ignorados en nuestras fronteras? Artistas revolucionarios como Charly García, transgresores como Luis Alberto Spinetta, clásicos como Juan Carlos Baglietto, e inconformistas como el protagonista de esta reseña. Muchos de estos nombres son ninguneados a este lado del Atlántico y esa es la triste noticia: que artistas que brillan con luz propia, con carreras soberbias, caigan en el olvido en nuestro país. ¿Cómo es posible que hablemos de rock en castellano sin entender la relevancia artística de Charly García? A veces me parece que pecamos de ignorancia creyéndonos “los reyes del mambo”. Pues estamos muy equivocados. El rock español necesita mirar más hacia Argentina, aprender de un país que experimentó con el rock sinfónico mucho antes de que aquí supiéramos quiénes eran Sui Géneris, por poner un ejemplo. Debemos aprender de un país que entiende el rock como una actitud, tal y como demuestra Charly García (a pesar de que ahora pueda parecer una caricatura de sí mismo), de un país que valora el riesgo y el buen hacer de artistas exigentes como ha sido el caso de los desaparecidos Spinetta o Cerati. En definitiva, debemos estar abiertos y aprender y, sobre todo, dejar de mirarnos el ombligo.

El caso es que Fito Páez ha vuelto a dar en la diana, como ya hiciera con las melodías pop de “Yo te Amo” o “Confiá”, con el clasicismo de “Moda y Pueblo” o “Rodolfo”, con la irreverencia de “El Sacrificio”, con su moderna revisión de los clásicos en “Canciones para Aliens”… Y eso que solo estoy hablando de sus últimos lanzamientos. Porque si me voy más atrás, cuando Fito lanzaba los clásicos “El Amor después del Amor” o “Circo Beat”, cuando renovaba la canción de autor-progresiva con “Abre”, cuando golpeaba la música latina para transformarla en pop con “Tercer Mundo”, cuando rasgaba las guitarras con dureza hasta sangrar en “Naturaleza Sangre” o cuando renovaba el espíritu del mismísimo Sabina con “Enemigos Íntimos”, el artista argentino nos da una lección de cómo entender la música, de cómo hacer de este arte una forma de vida. Por eso digo que debemos aprender más de ese país y de sus artistas, debemos escuchar más su música, y para eso podemos empezar por este “Rock and Roll Revolution”. 

Nunca es demasiado tarde para ponerse en marcha…



lunes, 27 de octubre de 2014

El frío de Futurology

Hablar de Manic Street Preachers es sinónimo de riesgo. Los galeses son una banda fiel a unos principios inquebrantables que se basan en la exigencia y el saber hacer. Ofreciendo siempre a sus seguidores discos más que notables que obedecen a sus verdaderos impulsos, a pesar de que en ocasiones éstos no sean del agrado de todos.

“Futurology” llegó como un disco que parecía volver a sus orígenes tras un “Rewind the Film” más reflexivo y suave. Su primer single “Walk me to the Bridge” sonaba como sus mejores clásicos, rompiendo con su disco anterior y apostando de nuevo por unas guitarras más afiladas y una pose deudora de sus mejores tiempos. Pero después de un mes degustando este nuevo disco me quedo con una sensación fría. Prometía mucho, pero se ha quedado a medias. Con uno de los mejores arranques de toda su carrera (encadenando el tema que da título al disco y “Walk me to the Bridge”, que acabo de mencionar), el disco pierde credibilidad a partir de ese momento y tan solo brillan un par de temas más. Definitivamente se diluye la esperanza de encontrar un disco digno sucesor de aquel “Everything must Go” que tan buenos resultados les deparase allá por el año 1996. “Futurology” se aleja del riesgo de “Rewind the Film” y asume otros, pero que, a mi entender, no han sabido aprovechar. ¿Dónde está el sonido clásico de “Postcards from a Young Man”, el descaro de “Know your enemy”, la crudeza de “The Holy Bible”, el sentimiento de “This is my Truth, tell me yours” o las reminiscencias pop de “Lifeblood”? ¿Manic Street Preaches prometían algo grande? Tal vez yo esperaba eso, pero este disco se ha quedado muy lejos, aunque como en todos los trabajos de la banda haya momentos muy interesantes.


Como he dicho, el arranque de “Futurology” es muy acertado, con la presencia de guitarras afiladas y voces que resuenan como en sus mejores momentos. El single prefecto llega de la mano de “Walk me to the Bridge” (me atrevería a decir que es su mejor sencillo desde mediados de los ’90). Pero el disco comienza a decaer con “Let’s go to War”, que por momentos suena cómico o facilón. Otro de los buenos momentos que contiene el álbum es “The Next jet to leave Moscow” con una melodía muy acertada a pesar de su inicio desconcertante, pero que termina ofreciendo una sonoridad en la línea de los primeros temas más acertados ya citados. En mi opinión, una de las mayores decepciones es el segundo tema utilizado como single “Europa Geht Durch Mich”, un rock industrial y machacón cuya frase que lo titula y se repite en el estribillo no se te va nunca de la cabeza (¿tal vez fuera esa su intención?). Otro patinazo claro del disco es “Sex, Power, Love and Money”, cuya dureza y repetición enlaza con la instrumental “Hugheskova”, en la línea del citado rock industrial de origen alemán sin ofrecer nada nuevo. He saltado en mi comentario “Divine Youth” para enlazar estos tres temas de sonido similar, y es que este medio tiempo queda frío entre los temas citados. Un dúo delicado y preciosista, pero lejos de la profundidad de “Rewind the Film” y, a la postre, entre temas machacones y netamente industriales.

“Black Square” es otro de los temas destacados del disco que podría formar parte del espíritu de “This is my Truth, tell me yours”. Le sigue otro con sonido clásico de los Manic, aunque suavizado con ciertos toques electrónicos bien medidos, como es “Between the Clock and the Bed”, y “Misguised Missile”, que supone una vuelta a los bajos marcados y los riffs recurrentes con un estribillo poderoso que recuerda a “Know your enemy”. “The View from Stow Hill” es un tema tranquilo que anuncia la despedida, aunque cueste encajar la caja de ritmos demasiado plana. Y el cierre vuelve a ser un tema instrumental como “Mayakovsky”, que puede recordar a las clásicas bandas sonoras del Oeste pero con filtro galáctico.

En la edición especial se recogen tres temas extra: “Blistered Mirrors”, que pasa más o menos desapercibido, “Empty Motorcade”, que recuerda al sonido épico de los primeros Manic con un estribillo deudor de su debut “Generation Terrorist”, aunque le sobran los  aportes de sonido disco que pueden decepcionar (éste es quizá el único de los tres que podría haber entrado en la selección final si se mejorase la producción), y “The Last Time I saw Paris”, un divertimento musical con francés incluido cuya base musical es más sólida que el resultado melódico.


Esto es “Futurology”: Un álbum frío, como su portada, que prometía mucho más al escuchar su tema de avance, el acertadísimo “Walk me to the Bridge”. Un disco que hacía pensar que Manic Street Preachers volvían al sonido que les llevó a lo más alto a mitad de los ’90 tras escuchar su arranque, pero que se queda a medias. Tal vez sea un disco para un público demasiado exigente, para sus fans más experimentados, pero a mi me resulta a ratos provocador, a ratos indigesto, a veces aburrido y en escasos momentos brillante. Eso sí, Manic Street Preachers volverán a la carga con otra vuelta de tuerca. Gustarán más o menos, pero seguirán demostrando ser un grupo sólido y bien armado cuyos principios responden fielmente a unos impulsos bien gestionados, basados en el riesgo, la valentía, la firmeza y la solidez por encima de todo. No nos olvidemos: hay pocos grupos como ellos.


jueves, 16 de octubre de 2014

God Save The Queen

La resaca de las fiestas del Pilar ha llegado a su fin y la vuelta a la normalidad es un hecho. Pero antes de pasar página me gustaría dejar para el recuerdo dos momentos musicales destacados de estos días.

El primero es el breve pero intenso concierto de Sidonie en la Plaza del Pilar. Sus descargas de potencia y golpes certeros volvieron a convencerme a pesar de que el concierto me dejó con ganas de mucho más. Destacaría los cañonazos siempre convincentes de "La Sombra", " El Incendio", "A mil años Luz" o su nuevo clásico "Sierra y Canadá", así como la sorpresa con histeria incluida en la poderosa interpretación de "Un día de Mierda" y la sencilla pero impecable " En mi Garganta".

El segundo momento para recordar es el homenaje a Queen ofrecido por los argentinos God Save the Queen. Sencillamente impresionante e imprescindible para todo amante de la banda de Freddie Mercury que deslumbró a propios y extraños durante los años '70 y '80. Cierto que nunca he sido amante de las bandas-tributo (con la excepción de mis queridos Green Apples), pero lo de este grupo es un espectáculo único. Se podría decir que durante las dos horas que dura el show consiguen resucitar al mismísimo Freddie Mercury dejando intacto el espíritu de Queen en su mejor momento.


God Save the Queen cuidan todos los detalles: la iluminación sacada de las giras de los primeros '80, la precisión en la interpretación vocal e instrumental de cada tema rescatado, la vestimenta exacta a la original (gran detalle el de tener en cuenta hasta los cortísimos pantalones amarillos que John Deacon vestía en Wembley '86) e incluso el parecido físico (increíble en el caso de Pablo "Mercury" Padín). Pero no solo es memorable por cuidar este tipo de detalles. El concierto se convierte en un regalo para todo el que aprecie la música del mítico grupo y se podría decir que por momentos uno piensa que está viendo al cuarteto original en directo, poniendo todo el empeño en rescatar sus mejores temas, tal y como si hubieran vuelto a la carga después de un pequeño retiro. Los clásicos se suceden ("Another One Bites the Dust", "A Kind of Magic", "Somebody to Love", "Bohemian Rhapsody" y un largo etcétera), pero también sorprenden por dejar espacio a algún tema menos esperado como "Fat Bottomed Girls", los nunca interpretados en directo por la banda original como "The Show must go on" o "I Want it All" e incluso alguna rareza para los más entendidos como "My Melancholy Blues". Y para el final nos deleitan con un calco de la despedida que el grupo ofrecía en sus espectáculos con el trío de encadenados "We Will Rock You", "We are the Champions" y "God Save the Queen" (con capa y corona incluidas), aunque después de estas tres aún queda tiempo para otra sorpresa como "Don't Stop me Now", una joya que sirve de perfecto broche final. Eso sí, no puedo dejar de destacar la mágica interpretación de dos clásicos inmortales como son "Under Pressure" y "Radio Ga Ga", a mi parecer los mejores momentos de la noche.


Sin duda alguna acercarse a este tributo es abrir de nuevo los brazos a una de las bandas más grandes del rock de la historia y a uno de los solistas con más carisma y voz que hayamos podido encontrar. God Save the Queen cumplen con su cometido y te trasladan a un concierto cuasi perfecto para todo aquel que, como yo, haya soñado alguna vez con haber asistido a un concierto de Queen. Es como estar en el cielo.


lunes, 29 de septiembre de 2014

El mejor Elton John y su "piano del millón de dólares"

Nadie puede dudar de que Elton John es un artista con mayúsculas, aunque en los últimos años nos ha dejado pocos discos reseñables. Tal vez perdiese la esencia a mitad de los años '90 tras la publicación de los inmensos "The One" y "Made In England" y a estas alturas solo podemos pedirle que reviva una y otra vez sus grandes éxitos en cada uno de sus espectáculos, pero eso no quiere decir que sus propuestas en directo no sean atractivas, y sobretodo después de disfrutar de este excelso "The Million Dollar Piano", publicado recientemente en DVD.


Hasta ahora los conciertos en directo del músico inglés no me habían atraído demasiado por su presencia excesivamente estática. No son conciertos para saltar y estremecerte con su puesta en escena, pero sí son precisos, musicalmente bien interpretados y donde se garantiza una colección de grandes éxitos imprescindibles. Pero este "The Million Dollar Piano" va más allá. Mucho más que cualquiera de sus anteriores directos publicados, y eso que a priori no me atraía nada un concierto realizado dentro de uno de los grandes complejos hoteleros de las Vegas. 


Este espectáculo grabado en el Coliseo del "Caesar's Palace" parecía solo destinado a unos pocos espectadores selectos en la línea de su anterior propuesta realizada en Las Vegas presentada bajo el título de "The Red Piano". Pero, independientemente de quién sea su público en este caso, "The Million Dollar Piano" sabe dar lo mejor de Elton John (un repaso a sus temas más emblemáticos de los años '70 y alguna pincelada por los '80) y presentarnos un espectáculo visualmente único en su carrera, con proyecciones que juegan con el "Piano-Pantalla" y donde los "movimientos" del escenario tienen un papel protagonista: Desde la apariencia de un gran salón de palacio al estilo Versalles, pasando por un teatro recogido e íntimo en el que interpreta sus temas más desnudos, hasta una discoteca llena de público en la recta final del concierto cuya gran pantalla no tiene nada que envidiar a las de los mejores espectáculos al aire libre. Y es que para garantizar la efectividad y el impacto visual de este espectáculo Elton John ha contado con los expertos más reconocidos en la materia: los diseñadores de producción y luces Mark Fisher y Patrick Woodroffe.


Eso es "The Million Dollar Piano": un espectáculo a la altura de las grandes canciones presentadas. ¿Excesivo? Yo diría más bien que hace justicia con su artista, que le ofrece el mejor montaje posible que potencie la grandeza del autor y de sus composiciones, sin demasiados momentos que se salen del guión, pero bien medido, preciso e impactante a la vez. Elton John nos ofrece una de sus mejores actuaciones con su banda de siempre (llena de nombres imprescindibles en su carrera como Nigel Olsson, Davey Johnstone o Bob Birch) y en compañía del mítico percusionista Ray Cooper para interpretar a dúo los mejores momentos del concierto, los temas menos conocidos "Better Off Dead" e "Indian Sunset", en las interpretaciones más intensas de todo el repertorio. Eso sí, Ray Cooper se nos presenta como el percusionista eterno, como la gran estrella del concierto junto con Elton John y, en mi humilde opinión, tan solo destaca por su interpretación característica en estos dos temas citados, pues en el resto del concierto apenas ejerce más allá de tocar la pandereta con maestría, pero sin aportar nada nuevo a lo que nos brindan el resto de músicos. 


Si escribo estas líneas es para recomendar encarecidamente este espectáculo. Tal vez sea el mejor que vayamos a poder ver de Elton John en mucho tiempo. Desde su arranque con "The Bitch Is Back" hasta sus emotivas "Rocket Man" o "Mona Lisas And Mad Hatters" y la recta final de escándalo con "Philadelphia Freedom", "I'm Still Standing" o "Saturday Night's Alright (For Fighting)". Hasta el cierre con "Circle of Life" hace justicia con este tema que nunca me terminó de convencer demasiado, pero que aquí llega a emocionarme y a hacerme reconocer de nuevo el enorme talento de este gran músico que se deja notar en todo lo que toca.

El mejor Elton John ha despertado y está vivo en este "The Million Dollar Piano". 
IMPRESCINDIBLE.

lunes, 15 de septiembre de 2014

"Songs of Innocence"

Esta semana que dejamos atrás ha sido, sin ninguna duda, la semana de U2. A todos nos pilló por sorpresa el lanzamiento del nuevo disco de los irlandeses a través de itunes el pasado martes día 9 en la presentación de los nuevos productos de apple desde Cupertino y a partir de entonces no se ha hablado de otra cosa.

El que iba a ser “Songs of Ascent” se convirtió en “Songs of Innocence” y la sorpresa fue inmensa porque a estas alturas del año ya casi nadie se creía que el nuevo disco del cuarteto se llegase a publicar. Es cierto que hay demasiada rumorología en torno al grupo en los últimos años, que confunden una y otra vez a sus seguidores con sus nuevos lanzamientos (no es la primera vez que se anuncia disco inminente de la banda y después se retrasa varios años) y que están en el ojo del huracán de críticos musicales. Pero lo cierto es que con este disco U2 ha conseguido sorprender (al menos con su lanzamiento) a todo el mundo. Ya se sabe que habrá muchos detractores de este “Songs of Innocence” (como ya los hubiera con sus últimos trabajos de estudio) y también nos cansaremos de oír que con este disco U2 vuelve a su infancia, que son más auténticos que nunca, que regresan al sonido de sus orígenes… Algunas de estas afirmaciones servirán para encumbrar o denostar a Bono y su banda una vez más, pero lo que quedará al fin y al cabo serán sus canciones. Y en este disco hay muchas reseñables.

Desde que U2 se adentraran en los años ’90 ha habido muchos críticos que se empeñan en asegurar que el grupo ha perdido el norte y ya no sabe hacer discos como “los de antes”, pero bien es cierto que, a pesar de las críticas, el nivel del cuarteto sigue siendo muy notable y sus últimos discos (desde el inmenso “Zooropa”) están plagados de temas más que destacables, de himnos más o menos acertados y de riesgos muy interesantes. El problema que tenemos sigue siendo la envidia. Se arremete contra un grupo por su éxito de masas, por ser los más rentables encima de un escenario o por servir de reclamo para grandes lanzamientos como los actuales de apple, pero lo que debería prevalecer son sus éxitos como banda bien armada, consistente, fiel a un sonido inconfundible y a la vez siempre atractivo.

Se criticó “Pop” por su excesiva electrónica (cuando lo único que hacía era adaptar el sonido del grupo a las tendencias del momento). Se defendió lo mismo que se vapuleó “All that you can’t leave behind” por recurrir a su “sonido de siempre” (cuando en realidad estaba cargado de temas que redefinirían el sonido de la banda como “Elevation”). Se elogió “How to dismantle an Atomic Bomb” defendiendo la vuelta a un sonido más crudo, aunque cuando empezó su exitosa gira de presentación volvieron a aparecer las críticas. Y se ignoró al más que notable “No line on the Horizon” por su excesiva grandilocuencia pero falta de honestidad (cuando bien podría haberse entendido como un riesgo similar al que emprendieron con “Achtung Baby”, pero nadie pareció entenderlo). Lo cierto es que a pesar de sus intentos por caer bien a todo el mundo, U2 han llegado a un punto en el que hagan lo que hagan va a ser analizado hasta la extenuación y probablemente van a seguir apareciendo aquellos nostálgicos que solo ven válido aquel sonido del que la banda fue bandera en los años ’80. Pero eso no es así, U2 siguen siendo valientes. Cierto es que cada vez les cuesta más publicar nuevo material, pero creo que es un grupo que sigue siendo honesto, que se actualiza sin perder sus cimientos, que no defrauda aunque muchos se empeñen en pensar lo contrario.


Y llegados a este punto toca hablar de “Songs of Innocence” del que algunos ya están diciendo que es uno de los mejores discos de los irlandeses en décadas. No sé si defender esta postura tan manida, pero lo que es cierto es que para mi ocupará un lugar de cabecera. Es un disco directo, contundente, más agresivo y descarado que su predecesor y a la vez inconfundible. Me atrevería a decir que la voz de Bono suena mucho mejor que en los últimos 15 años, que el bajo de Adam Clayton tiene una presencia más vibrante y sugerente que nunca, que Larry Mullen Jr. deja sentir su pegada limpia de artificios (tal y como nos tiene acostumbrados) y que la guitarra de “The Edge” se escucha más rasgada y potente (tal vez influido por los nuevos productores con los que han contado para el disco).


“The Miracle (of Joey Ramone)” suena a los ’70 (algunos dicen que a la inocencia de un joven Paul Hewson) al igual que ocurre con “Volcano” o “Raised by Wolves” y bien podrían haber estado en alguno de los tres primeros discos de la banda, aunque claramente actualizados. “Every Breaking Wave” se nos presenta como la canción más continuista de “No line on the Horizon”, un medio tiempo clásico del grupo que no nos cansaremos de escuchar una y otra vez. “Cedarwood Road” es áspera, cruda y con un sonido deudor del “How to dismantle an Atomic Bomb” (¿No os recuerda a "Crumbs from your Table?) y “This is were you can reach me” juega en esa misma dirección. 

Yo destacaría “Song for Someone” principalmente por su intro con una sencilla guitarra acústica, poco habitual en la banda, y más emocionante que la citada “Every Breaking Wave” o “California (There is no end to Love)”, que a mi parecer no aporta demasiado nuevo (sus paralelismos con Coldplay son evidentes). Algo interesante y digno de mención en la carrera de U2 es la colaboración de Lykke Li en “The Troubles”, un tema que cierra el disco de una forma tenue y densa, como suelen hacer en todos sus trabajos, pero que destaca por la mera participación de una voz ajena a la banda, algo casi anecdótico en su currículum (¿Quién se acuerda de la emocionante “The Wanderer” con la voz de Johnny Cash?). “Sleep like a baby tonight”  suena a los ’80 por su ambiente y sus programaciones que bien podrían aparecer en un tema de Depeche Mode y supone un contrapunto al resto de temas del disco más agresivos y guitarreros (el puente con el falsete de Bono es un pequeño regalo para todos sus incondicionales). 

Pero creo que la canción más intensa y completa de esta colección es “Iris (Hold me Close)”, un tema que resume a la perfección las intenciones de este disco: sonar al pasado, a las raíces del grupo (que flotan entre finales de los ’70 y principios de los ’80), sin perder el sonido inconfundible de sus guitarras infinitas, aunque ganando en contundencia y pegada. Parte de la culpa de este sonido que mira a sus años de “inocencia” la tiene su nuevo productor Danger Mouse, que ha ganado notoriedad tras imprimir un ambiente endurecido en el magnífico “El Camino” de The Black Keys y que aquí se deja notar claramente. También Paul Epworth deja entrever los toques más pop en el disco como ya hiciera con el reciente “Ghost Stories” de Coldplay. Eso sí, el productor que no podía faltar era Flood, que se deja caer de nuevo en este disco desde los tiempos de “Achtung Baby” y “Zooropa” para firmar el tema más desnudo y a la vez más reconocible como futuro himno de esta colección: el mencionado “Song for Someone”.

Ahora solo queda disfrutar de estas 11 canciones de gran nivel (no nos olvidemos de esto) y dejarse caer por sus recovecos para ser nosotros mismos quienes saquemos nuestras propias conclusiones, independientemente de lo que quieran vendernos todos aquellos críticos que se aproximen al disco. “Songs of Innocence” es todo nuestro.

miércoles, 20 de agosto de 2014

Contadores a cero

Tres meses es mucho tiempo. Tres meses de recogimiento, de espera, de tensión, de ilusión, de angustia y de esperanzas rotas. Tres meses con este blog parado y con mi vida encogida y aletargada, esperando un resplandor, una señal, un destello de paz y tranquilidad que definitivamente no ha llegado. Pero el día a día sigue, cargando nuevas ilusiones y esperando ese destello de nuevo, que ahora se vislumbra lejos, pero espero que algún día venga para quedarse. 

Todos los que me conocéis sabréis a lo que me refiero con estas palabras, con este grito que intenta servir de antídoto para romper con todo y empezar de nuevo, para poner los contadores a cero y volver a soñar, volver a ser yo. Vendrán grandes momentos que harán este duelo más liviano e incluso llegarán a permitirme enterrarlo. Seguro. Pero mientras tanto intento dar un paso. Y otro más. Cada vez más ligeros, soltando lastre, soltando la angustia que me ha perseguido en estos últimos meses teñidos de pruebas, calificaciones, retos, ilusiones, dolor y rabia.

Y una vez más la música ha tenido un efecto sanador en mi. Ha permitido que vuelva a respirar exorcizando fantasmas y aceptando los obstáculos una y otra vez. Podré perder la fe, pero la música seguro que me ayudará a levantarme, a crecer, a aceptarme y a reconocerme en mis errores y en mis virtudes. 

Hace unos meses se grababa una canción a mi piel por todo lo que estaba viviendo. Por mi esfuerzo y recogimiento, por mi lucha desde mi "cuartel de invierno" y mi espera aletargada. Y hoy más que nunca se ha convertido en mi banda sonora, con la que me levanto y vuelvo a acostarme, con la que espero despegar definitivamente y romper el duelo:

"Cuarteles de invierno rompiendo su silencio.
Muñecas de hielo, testigos de este encierro.
Fue tan largo el duelo que al final
casi lo confundo con mi hogar.
Por mucho que vuelvo no encuentro mis recuerdos.
Los busco, los sueño; lo propio ya es ajeno.
Cayeron los bordes y el vaso ya está lleno.
Y ahora solo intento vaciar.
Solo necesito despegar.
Fue tan largo el duelo que al final
casi lo confundo con mi hogar."


También estos días me ha acompañado una voz muy cercana en estos últimos años. Una voz que la robo para hacerla mía y convertirme en protagonista de todas sus historias. Una voz con la que hace un tiempo quise huir y que ahora me ha llevado hasta "Nueva York" para hacerme "salir de aquí":

"Ahora que empezaba a acostumbrarme a todo esto, 
una nube negra se abalanza sobre mi, 
todas las canciones se convierten en pretexto, 
solo quiero salir de aquí."


Aunque para despegar definitivamente y sanar, para hacer de este camino un nuevo reto con el que vuelva a levantarme esperanzado... tal vez lo único que necesite sea abrir los ojos y confiar:

"Vivo esperando siempre a que tú me cuentes
que estoy adentro de lo que sientes."


Nos vemos en el camino de nuevo.

lunes, 26 de mayo de 2014

"Always in my Head" o el bálsamo de "Ghost stories"

Ya sabéis todos que este año no está siendo nada fácil para mantener este blog activo. Las temidas oposiciones se acercan y el tiempo apremia. Pero todo se lleva mejor si le añades un poco de música a la rutina diaria.

Este último mes se resume entre “Bailar en la Cueva” de Jorge Drexler, “Sierra y Canadá” de Sidonie, “La Deriva” de Vetusta Morla o el reciente “Ghost stories” de Coldplay. También sigo dejándome caer entre “El Rinoceronte” de Elefantes, “Bohemio” de Andrés Calamaro  y un disco que lleva camino de convertirse en clásico, el espléndido “Val Miñor-Madrid” de Iván Ferreiro.

Pero si hoy os quería hablar de alguno de estos discos es de “Ghost stories” por el efecto balsámico que está proporcionándome. Muchos están diciendo que Coldplay han vuelto al sonido de sus orígenes (comparándolo con su álbum de debut “Parachutes”), más íntimo y emocional. Otros nos dicen que estas nueve canciones suenan aburridas y que no ofrecen nada interesante. Otros vuelven a arremeter contra sus singles más pop como “A Sky full of Stars”. Y yo me quedo con la emoción que me transmite. Como siempre, intento dejarme llevar por las sensaciones que me dejan los discos y no tanto por sus críticas. Y si, a mí me encanta “Ghost stories”. Me emociona. Me parece muy valiente y muy sincero. Es un disco que seguro será recordado dentro de unos años por los riesgos que asumió, por su producción delicada pero asentada en la electrónica más intimista y los bajos marcados. Y entonces seguro que le lloverán alabanzas. Parece que muchos críticos solo se conceden hablar en positivo de algunos discos cuando pasan los años y, por supuesto, son esos mismos críticos los que no pueden reconocer los aciertos de los grupos que ellos consideran “de masas”.


Coldplay me siguen enamorando y vuelven a convencerme por su energía, aunque esta vez sea transmitida de un modo más sosegado. Me descolocan y a la vez me atrapan cuando escucho un disco tan opuesto a “Mylo Xyloto”, una fórmula que parecían dominar pero en la que no quieren volver a caer. Y consiguen que cuando termina la delicada “O” no puedas evitar volver a empezar por esa maravilla que es “Always in my Head” (que como indica su título se queda siempre merodeando en mi cabeza), vuelvas a mecerte por la serenidad luminosa de “Ink” o “True Love”, te rindas a sus pies con la enigmática y brillante “Midnight” (creo yo que todo el mérito de la canción no es de Jon Hopkins, ¿verdad?), vuelvas a su desnuda sencillez de antaño con “Oceans” y te levantes después de haber caído con “A Sky full of Stars” (con unos coros finales que recuerdan al cierre de "Viva la Vida" e incluso con un guiño a "Brown Sugar"). 

Me parece un disco soberbio, arriesgado y a la vez sereno, como sabiendo en qué lugar están como grupo, pero sin querer conformarse con lo cómodo, sin repetir fórmulas. Como reza su single “Magic”, a este disco tal vez le faltan guitarras, pero tiene mucha magia (para aquel que se aleje de prejuicios y quiera escuchar).

Sé que a algunos os parecerá exagerado, pero definitivamente “Ghost stories” consigue llenarme los días de esperanza y afrontar la realidad con un poco más de calma.